Señor
PEDRO JOSÉ CASTILLO TERRONES
Presidente del Perú
S.P.
Con todo el debido respeto que su actual investidura ostenta como resultado de la irregular votación popular emitida por el pueblo peruano, me dirijo a usted haciendo uso de mi Constitucional Derecho a la Libertad de Opinión, desde luego, obedeciendo a mi conciencia que pesa mucho más que cualquier opinión en contra y sobretodo, por los Valores éticos, personales, familiares y profesionales de los que fuí imbuido desde mi hogar gracias a mis padres, y que continuaron en mi época de estudiante en la Primaria y Secundaria por mis Maestros, colegas suyos, y por mis Instructores y Catedráticos en la Escuela de Oficiales de la entonces Benemérita Guardia Civil del Perú donde me formé.
Señor Presidente, no es la primera vez que me dirijo a un Dignatario como usted por éste mismo medio de comunicación social y en igual forma pública y abierta. Creo estar seguro, que mis anteriores misivas llegaron a conocimiento de sus antecesores y espero que la presente tenga igual honroso resultado. El fondo de mis anteriores misivas, fueron el hacerles llegar a ciertos predecesores suyos, algunas recomendaciones y también sugerencias específicamente en lo relacionado a mis propias nociones como Oficial Superior ahora en Situación de Retiro, cual es la lamentable situación actual, en la que se encuentra la Policía Nacional, lo cual me apena y a la vez me da vergüenza ajena.
No se puede ocultar la verdad ni tapar el sol con un dedo, pero lo que si se puede hacer, es taparnos los ojos para no ver ni el sol ni la verdad. Eso ya es algo personal, tal vez como resultado de una conveniente ignorancia, incompetencia o desinterés. No puedo ni debo poner en discusión su nivel cultural como Profesor señor Presidente, sin que ello lo exima de ser ignorante en alguna materia específica, tal vez como son, las Funciones específicas de las Fuerzas Armadas y en particular, las de la Policía Nacional del Perú. Todos somos ignorantes de algo y en algo.
Apelo a lo primero e imagino, que por su profesión debe de haber leido usted mucho, por lo que haré referencia a una obra literaria titulada «El Corazón del Hombre», escrita por el gran psicoanalista Erich Fromm, el mismo que intenta escarbar en su obra, los aspectos más valiosos del ser humano, como es el amor, la bondad, el afán de libertad, pero también lo hace en los aspectos más perversos como la maldad y todas las taras que conducen a la violencia, tanto a nivel social como a nivel individual.
Si no ha leído dicha obra señor Presidente, le recomiendo lo haga por su propio bien y por el bien del hasta hoy desatinado mandato presidencial que ejerce, ya que en ella se explica lo que representa el «Poder» y la «Locura». Allí se pone como ejemplo a los «Césares» romanos, los Borgia, Adolfo Hitler, José Stalin, Vladimir Lenin, RafaelTrujillo, Fidel Castro, Hugo Chávez por mencionar algunos y que coinciden en rasgos análogos y que son afines a la ideología que usted sigue y que practica. Llegaron al Poder absoluto a base de la imposición de la fuerza física para sostener sus ideas; la palabra de ellos era el juicio definitivo sobre todo, incluidas la vida y la muerte, coinciden en no tener un límite en su capacidad de hacer lo que quisieran. Han llegado algunos a creerse dioses, sin más limitaciones que la vejez, la enfermedad y la muerte.Sólo fíjese en el comportamiento y las declaraciones de algunos de sus más cercanos adláteres políticos de su gobierno, como Vladimir Cerrón, Guido Bellido, Héctor Bejar, Ricardo Bermejo, Iber Maravi, Dina Boluarte, Luis Barranzuela, Avelino Guillén y Mirtha Vásquez Chiquilín entre muchos otros.
Esto en buen romance se llama ‘demencia’ la misma que tiende a crecer durante toda la vida de la persona afectada por el «narcisismo», que está en la frontera entre la cordura y la locura, y todo ello, por haber logrado alcanzar un grado extraordinario de poder, simple y llanamente por un golpe de suerte y ventaja política.
Señor Presidente, éstos signos exteriores de las personas que poseen o tienen porque les han delegado, un exceso de Poder político, ¿le parecen conocidos e inherentes a algunos de sus más allegados colaboradores?
¿Con alguno Congresistas de su bancada?
¿Con algunos Ministros suyos?
¿Con su propia persona señor Presidente?
¿No cree usted señor Presidente que su Ministro de Defensa Walter Ayala y el del Interior Avelino Guillen, podrían estar descritos en ésta clara descripción del psicoanalista Erich Fromm?
¿Acaso sus designaciónes y nombramientos en dichos Ministerios fuéron el pago de algún favor político de apoyo a su candidatura en la segunda vuelta?
¿Qué temor tiene o podría usted tener de no cesarlos o removerlos de dichas funciónes a sabiendas que tiene usted en contra a cuatro Instituciones Tutelares del Estado como lo son la Marina de Guerra, la Fuerza Aérea, el Ejército y la Policía Nacional del Perú por los contínuos y permanentes abusos e intento de un sumiso sometimiento y menosprecio, llevados a cabo por dichos señores Ministros?
Señor Presidente, su estrategia desesperada de pretender el apoyo popular otorgándoles bonos económicos para tratar de evitar su propia vacancia, es una clara demostración de su incapacidad moral aunado a la
inconsistencia y debilidad en sus propuestas para gobernar, amparándose para ello en la pretendida suma de las fuerzas igualmente contrarias a quien resultó clara ganadora en la segunda vuelta, y que por los hechos irregulares que en su momento fueron denunciados y no aclarados por los entes que supuestamente deberían de hacerlo, fueron avalados por el gobierno de su antecesor, obligando con ello a que usted fuese proclamado Presidente. Eso en buen romance, o en el más puro idioma castellano el cual usted habla, se le llama fraude electoral, y solamente eso lo descalifica para ser el Presidente del Perú, pero a la vez lo califica como persona sin ética, y de allí deviene su incapacidad e inmoralidad para Gobernar, causal para vacarlo.
Tal vez en la política de los países socialistas de sistemas de ideología comunista eso es lo usual y para ellos no es ilegal, pero el Perú tiene una ¿»Ley de Elecciones»? que establece que esa no es una forma ni limpia, ni legal de enfrentamiento. Eso motivó mi crítica ácida contra su proclamacion y que luego de un poco más de cien dias de gobierno, su comportamiento al frente del Perú, me lleva a estar ahora mucho más seguro que antes, que no estaba tan equivocado como algunos me criticaban.
Lamentablemente señor Presidente en medio de los terremotos que desata el escándalo de su injerencia y abuso de autoridad que usted pretende imponer sobre los Institutos que conforman las Fuerzas Armadas, asi como en la Policía Nacional y hasta en la cancilleria, para que puedan ascender a la clase inmediata superior de Generales y a la de Embajador respectivamente.
El desborde de la criminalidad comienza a convertirse en un fenómeno sin frenos que destruye la gobernabilidad, bloquea el avance económico y violenta la vida, el cuerpo y la salud de una gran mayoría de peruanos. Ninguno de sus tres ineptos Ministros del Interior que usted ha designado, no han asumido su posición de líder administrativo de acuerdo a Ley, sinó que todos desde juramentaron, se empecinaron en hacer uso y abuso de ese Poder político, para enfrentarse pública y cobardemente a mi parecer, en contra del Comandante General de la Policía Nacional del Perú, con la finalidad de vejar en su persona, a toda la Institución, pretendiendo se someta a sus órdenes de forma sumisa, resquebrajando la ya alicaída auto-estima, la moral y la disciplina de todo el Personal Policial. Parece que hubiesen actuado de conformidad a un libreto previamente aprendido de una novela comunista de ciencia-ficción. El hecho de que su ex Ministro Barranzuela de «motus propio» haya solicitado apoyo de las Fuerzas Armadas a la PNP en materia de la Seguridad Ciudadana en Lima y el Callao, sin pedir la opinión del Comando Institucional, o en su defecto, mostrar el Estudio que sobre el particular debería previamente haber realizado la Policía Nacional llegando a la Conclusión de su incapacidad.
¿Cómo cree usted que se pueda sentir la Policía en general, si le ponen, o mejor dicho, imponen como Jefe Administrativo a una persona política que representa a la delincuencia terrorista o del narcotráfico o defensor público de aquellos terroristas que asesinaron miles de peruanos muchos de ellos Policías? Es una verdadera y real burla.
No sé si usted realmente lo pueda entender y comprender, dado que por su Hoja de Vida, no ha trabajado mucho en lo suyo, pero es como que a un Auxiliar de Educación con muy malos antecedentes, le diesen el Cargo o Puesto de Director en la escuela donde usted es Profesor Titular y tuviese que acatar órdenes que de por sí demuestran incapacidad e incompetencia profesional. De tener dignidad y sobretodo celo profesional ¿acataria usted en silencio tal imposición?
Las cosas pues, son absolutamente claras señor Presidente, todos sus Ministros del Interior que nos impuso, han estado moralmente enfrentados a la Institución Policial, y el actual no escapa a mi cuestionamiento. Los Policías están totalmente desmoralizados y también desmotivados, porque no creen simplemente en ninguna clase de liderazgo de sus Ministros que usted mantuvo y mantiene terca y equivocadamente. En mis anteriores misivas a sus colegas ex Presidentes, lo he señalado con todas sus letras, que nadie libra dos guerras a la vez, es decir, una contra sus opositores políticos, y otra en contra de la criminalidad y la corrupción Policial. Tremendo error, digno de un aprendiz de política pura al más alto nivel, que no es igual a ser un líder sindicalista pro-huelga.
La lógica común y corriente, nos indica a los verdaderos profesionales de la Seguridad Ciudadana que conocemos aunque sea un poco del tema de la lucha contra la común u organizada criminalidad, que ello es una guerra y el «ejército» es la Policía Nacional, ¿cómo se puede maltratar de manera permanente a su propio ejército? Bajo la máscara del «pedido de auxilio» por una supuesta incapacidad de la Policía Nacional en materia de Seguridad Ciudadana, el Ministro del Interior tergiversó la finalidad y la aprovechó convenientemente para someter nuevamente al Poder político el Constitucional Poder de Policía que dispone el Decreto Legislativo N° 1267, nueva «Ley de la Policía Nacional del Perú» en la cual le quita la responsabilidad de las funciones Operativas al Comando Policial y se las cede a los dos Vice Ministros tanto de Seguridad, como de Investigación y los pone al frente de todo Operativo. Un Decreto Legislativo modifica a una Ley. Un dispositivo legal de menor jerarquía le enmienda la plana a una de mayor jerarquía. Y ahora le pide apoyo a las FFAA acusando a la PNP de «incompetente» tal vez para someterlos a sus Viceministros Y lo peor de todo, es que usted señor Presidente, la refrenda con su rúbrica, es decir, se convierte en cómplice.
¡Todo ésto suena a locura señor Presidente! La misma locura de la cual trata en su obra el psicoanalista Erich Fromm.
Señor Presidente, tengo la impresión, y ojalá que me equivoque, que su persona está cayendo en la descripción de la locura y demencia por vanidad «narcisista» debido a un súbito, inesperado y desmesurado nivel de Poder político como en los que cayeron sus colegas antecesores desde el año 1980 a la fecha.
Finalmente, los Policías honestos peruanos seguimos creyendo estar en un total desamparo por nuestro sumiso Comando, por nuestros líderes políticos, nuestros gobernantes y nuestra clase política, hasta que no veamos algo tangible que modifique nuestra real percepción y sensación en contrario.
Atentamente
José Valdivia Sotomayor.
DNI 10312625
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