GUIAME 1966

PROMOCION 1966 TNTE. GC GUILLERMO ALCANTARA MENA

¿Perú rumbo a convertirse en un narco estado?


  narco-estado

 

Los recientes, y tal vez no últimos, hechos producidos lamentablemente en nuestro país por bandas delincuenciales ligadas al narcotráfico, que se relacionan con militantes de partidos políticos, nos indican una espiral violenta, dramática y ascendente en ese “contubernio” constituído por la corrupción, el narcotráfico y la política, que nos pone en alerta y sobre aviso de lo peligroso que sería de llegar a la otrora situación que se vivió en Colombia y que hoy se vive en México, cual es la de involucrar y comprometer a nuestra sociedad como víctimas pasivas, y en donde el Estado es impotente, inepto e ineficiente para afrontar ese peligro por la falta de liderazgo del Jefe de Gobierno, al no enfrentar frontalmente ésta lacra delictiva, que por desidía o por un capricho de soberbia y falso orgullo militar o porque tal vez podríamos pensar que sería parte del crimen, no lo empezó dirigiendo la lucha contra la inseguridad ciudadana como le correspondía y así lo prometió, y que sus colaboradores, llámense Primeros Ministros o Ministros del Interior que quedaron al frente del llamado Consejo Nacional de Seguridad Ciudadana – CONASEC, tampoco dieron pié en bola y rapidamente se desentendieron del problema porque «era una papa que quemaba» de lo «caliente» de la situación real en que se encontraba y al parecer, decidieron «cobardemente» en empezar a crear «cortinas de humo» distractivas a fin que los peruanos no nos diésemos cuenta, que con toda esa ineptitud, ineficiencia e ineficacia en la lucha contra el crimen organizado, sucumbiríamos y dejaríamos a una Policía Nacional que libraría una lucha incipiente y sin apoyo ni respaldo estatal ni mucho menos del gobierno de turno para enfrentarnos al otrora narcotráfico y hoy narcoterrorismo, en razón que por tener los primeros el capital monetario suficiente y necesario para contratar bajo el sistema de sicariato a los segundos, que de por si se encuentran fuertemente armados y nos hacen creer que siguen interesados en su lucha por alcanzar el Poder por medio de hechos violentos que causen terror en la población. Hoy convertidos ya en un solo frente, por sus consecuencias a nivel mundial, solamente se les menciona como ´narcotraficantes´.

 

Por otro lado, la relación narcotráfico – política no es algo reciente, basándose en que la corrupción en el Estado es antigua en el Perú. Sus raíces se remontan a la constitución del Estado Peruano, que se forma como una “institución” al servicio de una élite propietaria que aún no ha podido separar el interés público del bolsillo privado. La Teoría del desarrollo económico tiene diferentes explicaciones respecto del porqué existen naciones pobres y naciones ricas; países en que la cultura parece favorecer cierta estabilidad que fomenta el crecimiento y países en los que no, y ello se debe a la ausencia de instituciones sólidas moralmente, en combinación con la posibilidad de obtener mayores y mejores recursos económicos a partir de un sistema de liberalización productiva, llámese sembrío ilegal de la hoja de coca, o permisivo para el traslado de insumos hasta lugares lejanos donde se requieren para la producción de la «pasta básica» y luego el paso final del proceso, convertido en cocaína.

 

La corrupción y el narcotráfico en Perú gana un mayor espacio cuando en el gobierno fujimorista se produce una radical contrareforma del Estado y se crea una nueva lógica de la relación entre la sociedad y la política y, específicamente entre los grandes empresarios y la acción estatal. Esta situación crea un espacio muy importante para la corrupción y el narcotráfico. Recordemos los luctuosos sucesos del denominado «Motín del Sexto», con la participación del tristemente célebre «Mosca Loca», quizás uno de los más grandes narcotraficantes en la historia de la delincuencia peruana. Un verdadero «Capo» que ofreció pagar la Deuda Externa peruana, si se le liberaba físicamente del Penal así como de sus operaciones ilegales. Calculemos las ganancias que puede dar éste delito. Comparemos ésto con Pablo Escobar, «Capo» colombiano del Cártel de Medellin. Tal vez su trayectoria delictiva sea más conocida que la de «Mosca Loca». Ponderamos siempre lo extranjero así sea malo.

 

Nos encontramos definitivamente ante un panorama innegable, en que la corrupción y el narcotráfico han seguido una autopista en espiral. Hoy por hoy, lo que tenemos es una aparición sistemática de organizaciones criminales que se encuentran en espacios sectoriales y regionales e infiltran a sus miembros, tanto en los principales partidos políticos así como en las instituciones del Estado donde hay importantes niveles de decisiones políticas y/o gubernamentales.

 

Ante esta situación los peruanos debemos preocuparnos en verdad, considerando la formación de una nueva coalición política de izquierda con un singular nombre de «Coalición Progresista Unión de Fuerzas de Izquierda» que alberga en su seno, una ensalada de color rojo como son: Fuerza Social, Ciudadanos por el Cambio, Patria Roja, Partido Humanista, Partido Comunista, CGTP y distintas organizaciones sindicales y estudiantiles así como colectivos de diversos tipo. Debemos estar preocupados porque existe un silencio sospechoso y peligroso de nuestra clase política al respecto, teniendo en cuenta que dicha Coalición de izquierda está conformada por agrupaciones que en alguna oportunidad apoyaron directamente la lucha subversiva y el terrorismo de Sendero Luminoso y del MRTA y ahora se unen. ¿Se unirán tambien para luchar contra el narcotráfico o lo apoyarán?

 

Ni siquiera las vinculaciones políticas del narcotráfico han logrado conmover a quienes se preparan para competir en las próximas elecciones del 2016. Silencio absoluto. Ya parece ser que el poder del narcotráfico ya escaló en las candidaturas presidenciales que no están exentas de su influencia. Si no fuese así, los candidatos deberían de pronunciarse sobre el particular y fijar desde ahora su posición en contra de la corrupción y del narcotráfico.

 

Estando la situación como está, no podemos dejar de especular que los dineros mafiosos de la droga se habrían acercado, no solo a los actuales funcionarios de segundo nivel , sinó tambien a candidatos presidenciales, candidatos a congresistas, a gobernadores regionales, a alcaldes provinciales y distritales, así como a las cabezas de la política peruana, para tener “poder” y «beneficios». Esto es una suposición de manera especulativa.

 

El temor de nosotros los bien nacidos peruanos y que obramos legalmente de buena fé, es que si el Estado no es fuerte en la majestad de la Justicia, con su autoridad moral para enfrentar a la corrupción y al narcotráfico, sucumbiremos impotentes ante la égida de un «NARCO ESTADO», más peligroso y difícil de combatir que todas las dictaduras civiles y militares juntas que ha tenido nuestro país.

 

La falta de una capacidad de respuesta inmediata y efectiva al crimen organizado, ha permitido que se institucionalice la corrupción y se expanda por la ineficiente administración y control del Estado. La ausencia de un liderazgo real y efectivo por parte del Primer Mandatario, quien no fué capaz siquiera de ponerse al frente del CONASEC para dirigir la lucha personalmente conforme lo expresó en su discurso del 28 de Julio del 2011, ni las posturas demagógicas en algunos Ministros que tomaron nerviosamente la posta, ni los devaneos circenses de otro Ministro disfrazado de Policía, ni las promesas laicas con trasfondo religioso del actual, han podido hasta ahora detener la velocidad con que se suscitan estos actos delictivos que motivan éste comentario.

 

El crimen organizado de la corrupción y el narcotráfico son sistemas e instancias, por tanto, la manera de enfrentarlo es con un sistema de lucha frontal utilizando los mecanismos legales como se consideran en los Proyectos de la Ley de la Imprescriptibilidad de Delitos de Corrupción y de Muerte Civil y una verdadera inteligencia sobre patrimonios, y no una inteligencia perseguidora de personajes que solo sirven para amedrentar a quienes tienen algo que temer o para chantajear políticamente a los opositores del gobierno o de los gobernantes de turno.

 

Por tanto, los peruanos estamos advertidos de éste inminente peligro, que desde las elecciones previas a la toma del Poder a partir del 2016, podría instalarse en el Perú un Narco Estado sostenido por partidos políticos infiltrados por narcotraficantes y corruptos, con el pretexto de garantizar la gobernabilidad democrática. El deber de todos los partidos politicos que presentarán candidatos a cargos públicos, es de realizar una prolija depuración en lo referente a la moralidad de cada uno de sus propuestos en las diversas Listas, incluyendo sus reales antecedents policiales, judiciales, penales, sociales, empresariales y comerciales. No existira un 100% de efectividad, pero al menos de hecho la filtración que se obtenga sera mejor que la infiltración actual que es una verguenza.

 

La futura Ley de Partidos Políticos solucionaría parte de los manejos indebidos del padrón electoral, que es una verdadera reforma de la democracia partidaria, por lo que, el Congreso de la República debe de considerar el facultar a los entes electorales para que participen obligatoriamente, con celo y eficacia, en los procesos de democracia interna. Caso contrario, el caudal de democracia partidaria continuará tan seco y con la filtración de personajes con antecedentes inmorales, ligados a la corrupción y caminando sobre la delgada línea que divide la legalidad de lo ilícito.

Estamos advertidos, caso contrario el Perú va rumbo a convertirse en un Narco Estado.

 

Jose Valdivia Sotomayor

DNI 10312625

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