Debo advertir que mi escrito el día de hoy, es bastante extenso, razón por la cual hago la advertencia para todos aquellos a los que no les gusta leer mucho y exigen se haga una síntesis. Ésta es mi experiencia y no la puedo resumir más.
A pocos nueve dias de la fecha jubilar voy tratando de rememorar hechos relativos al ingreso a mi «Alma Mater». Recuerdo que hace más de 59 años, tuve la enorme dicha y el gran Honor de engrosar las filas de la «Guardia Civil del Perú», esa cantera forjadora de hombres íntegros en todo el sentido de la palabra, valerosos y valiosos por su valor y no por su precio, por su valentía y lealtad, y sobre todo, por ser hombres de Honor, hombres con Honor y hombres de bien, posteriormente reconocida de manera justa de justicia y meritoria, como una Institución «Benemérita», y que cada vez que se aproxima el 30 de Agosto, su inolvidable fecha de ayer, de hoy y por siempre histórica y tradicional de celebración Institucional, mi hoy ya debilitado corazón, con su arritmia incorporada por los años de mi juventud acumulada, se renueva y late con exactamente igual emocionada fuerza, similar a la que impulsaba mi sangre por todas mis arterias y venas, cada vez que escuchaba las marciales notas de su Himno, así como cuando la entonaba con fervor y desfilaba a sus acordes marciales.
Era tal mi emoción, que mi orgullo de formar parte de ésta hoy Gloriosa, Heróica e Inmortal Institución Tutelar del Estado, estaba acompañado casi siempre de un sentimiento lleno de controversias, ya que a pesar de estar feliz y sentirme alegre, muchas de las veces de mis ojos brotaban lágrimas de satisfacción y de orgullo, por haber logrado ser, lo que en mi edad aún de escolar decidí voluntariamente, el formar parte viviente de esa pléyade de Caballeros de la Ley y de poder integrar sus elitistas filas.
Inicié ésta mi remembranza diciendo, que los hombres que formaban y conformaban la Guardia Civil eran valientes, y es porque en mi concepto muy personal referido a la valentía, ésta es sinónimo a la valerosa actitud de sus integrantes, que es la máxima expresión cabal de la Mística que tenía todo Guardia Civil, que cuando de por medio existía un peligro y era necesario hasta el propio sacrificio de ofrendar la vida, no dudaba en hacerlo a fin de velar por la tranquilidad pública y la defensa de los Valores Superiores que me inculcaron en su Centro de Formación, cual Templo del Saber Policial, y que se convirtieron en Deberes Sagrados que cumplir, verdadero ejemplo legado hoy en día, a los que integran la actual Policía Nacional del Perú.
Hoy, después del tiempo transcurrido, donde los años de edad se reflejan en mi juventud acumulada de experiencias, mi sincero agradecimiento, reconocimiento y mis sentimientos, no han decaído ni un ápice, a pesar de ser un testigo y víctima presencial más, por el continuísmo negativo de la demagogia abusiva de la cual hace uso y abuso la Clase Política y lamentablemente contagia hasta las más altas esferas gubernamentales, como lo fueron desde el primer y desastroso gobierno de Alan García, pasando por el del fugitivo Alejandro Toledo, el segundo gobierno de Alan García, el del «traidor» Ollanta Humala Tasso, que concluyó su mandato presidencial con una cifra record de siete Ministros del Interior, que uno tras otro prometieron realizar mejoras sustanciales en el aspecto Logístico, Funcional, Remunerativo, Personal, y de Salud, para el cumplimiento eficaz y eficiente de las Funciones Específicas del personal de la Policía Nacional del Perú , así como su debido confort a la que tiene derecho. A éste gobernante le sucedió en la primera Magistratura de la Nación Pedro Pablo Kuczynski, quien a menos de dos años de su asunción, tuvo que «renunciar» presionado por las acusaciones de corrupción que no ha logrado desvirtuar, lo que le valió ser condenado a Prision Preventiva.
Le siguió el peor de todos los Presidentes después de Alberto Fulimori, el Ingeniero Martín Alberto Vizcarra Cornejo, quién no fué elegido para tal fin, pero por integrar la Plancha Presidencial del renunciante, legalmente le correspondía, aunque se dice que fué él mismo quien urdió dicho complot para que lo «vaquen». Con éste nada cambió y el ‘continuismo’ al que me referí, se hizo latente cual «consigna» en el Relevo del mando presidencial cuando Vizcarra fué vacado y el Presidente del Congreso Manuel Merino de Lama tuvo que reemplazarlo.
Son conocidos los hechos por los cuales tuvo que renunciar Manuel Merino donde revoltosos incitados por la «clase politica» propiciaron manifestaciones con resultados lamentables de dos muertos, por lo cual renunció Merino y lo reemplazó Francisco Sagasti Hochhausler de tendencia caviar que se enfrentó directamente contra las Fuerzas Armadas y muy especialmente contra la Policia Nacional del Perú abusando de su Poder Político al pasar a la Situación de Ejecutivo a varios Oficiales Generales para favorecer al actual Comandante General César Cervantes Cárdenas.
Éste COMANGEN, se ha sometido al Poder Político representado por el actual Presidente de la República Pedro Castillo Terrones, tal vez con la finalidad de permanecer en el cargo como un logro personal, pero se continúa en desatender las necesidades remunerativas y pensionarias del Personal; en crear la desunión al interior de la PNP y el pretender desmoralizar y bajar mucho más el autoestima personal y profesional de sus miembros.
Lamentablemente, desde cuando empecé a prestar Servicio Activo cuando egresé como Oficial de Policía, experimenté personalmente cuando se utilizaban viviendas familiares como dependencias policiales, con las incomodidades y peligros imaginables y que hasta la fecha poco o nada ha cambiado, ante la mínima edificación de Dependencias Policiales seguras, confortables y con todos los servicios públicos necesarios, que como nos enteramos por el periodismo, no existen o si las hay, su número es deficitario.
La tugurización es un ejemplo real de ello a pesar de todos los vanos intentos de los gobiernos por demostrar lo contrario. Se preocupan por sacar mayor cantidad de Policías de las Escuelas de Formación al Servicio, tal como fue el anuncio del egreso de mas de seis mil Policías, sin que existiese el espacio físico necesario, requerido como mínimo indispensable donde ubicarlos, por la falta de edificaciones policiales nuevas y modernas con capacidad suficiente, por lo cual, una de las alternativas era y es por lógica, disminuir el número de efectivos por turno a fin que no tuviesen que pernoctar en dichas sedes, siendo una de las medidas adoptadas, el tratar de mantener a toda costa, el conocido 24×24 donde el efectivo no tenía que descansar en sus Cuarteles, Comisarías o cualquier Dependencia Policial.
Tampoco ha decaído mi respeto y lealtad hacia ella, ante el escarnio y el desprecio, más de personas que aprovechando un súbito arribo al Poder, hicieron y hacen prevalecer personales resentimientos y bajas pasiones revanchistas familiares y partidarias, enfilando su puntería política, con el único objetivo de querer hacerla desaparecer a aquella Institución Policial que les fuera y continúa siendo incómoda en el pasado histórico y en el presente actual, que por el solo hecho de cumplir y hacer cumplir los dispositivos legales en defensa de la soberanía y legalidad del Estado, la estabilidad del Gobierno de turno y el mantenimiento, control y restablecimiento del Orden Público.
Casualmente éste Orden Interno y Público a cargo de la Guardia Civil anteriormente y hoy a cargo de la Policía Nacional, fué alterado por elementos partidarios, que amparándose en el Derecho Constitucional a ejercer supuestas Libertades de Opinión y de Expresión, propiciaron, en un caso, la revuelta en el norte del País, conocida como la Revolución de Trujillo, que ocasionó el asesinato de miembros de las Fuerzas del Orden y como respuesta, el encarcelamiento de los responsables.
En otros casos los desórdenes fieron cometidos en base a acciones subversivas así como de terrorismo por los entonces partidarios del Partido Comunista del Perú, del Partido de Izquierda Revolucionaria, del Partido Unificado Mariateguista, de Sendero Luminoso, del Movimiento Revolucionario Tupac Amaru y de otros en su momento político.
En la actualidad, éste encono se ha enquistado en la extensión de lo que fuese la Guardia Civil, es decir, la hoy Policía Nacional que sigue siendo incómoda para las corruptas acciones de altos Funcionarios del Estado, como lo podemos comprobar hoy en día, con las corruptelas del Poder Judicial, del Ministerio Público, del Consejo Nacional de la Magistratura y su Órgano de Control, incluyendo a los últimos siete exPresidentes de la República denunciados, investigados y que fueran apresados algunos, un suicidado para no enfrentar a la justicia y otro fugitivo, aunque apresado en el extranjero, antes deberá ser juzgado en dicho país antes de que sea extraditado y los dos últimos investigados, excepto Manuel Merino de Lama.
Todo ello se encuentra registrado y escrito en la Historia del Perú Republicano, en la Historia de la Guardia Civil y en la memoria de todos y cada uno de sus integrantes. Cuando el andar derecho por los caminos de la legalidad y moralidad es una buena costumbre y una norma, la presencia de la Policía como legítima Autoridad, no debería ser incómoda para nadie, y muy por el contrario, debe ser la garantía que requiere la sociedad en general para una convivencia normal dentro de los cauces de la seguridad ciudadana y del Orden Interno y Público.
Pero quisiera circunscribirme a lo que para mi significa hoy la Guardia Civil del Perú, porque ella aún perdura en mi memoria, lugar donde nunca mueren los recuerdos. Sigue siendo la Institución que me formó y orientó a lo que hoy he llegado y logrado ser. A mi «Alma Mater» que reforzó en mi persona, todos aquellos Valores como son los Humanos, Profesionales y Éticos que se me inculcaron en el hogar, donde mis padres y demás familiares se esforzaron en darme con su ejemplo, la praxis y no simple y llanamente con la teórica recomendación. Donde conocí a una nueva familia, no de sangre, pero sí con la misma fidelidad y lealtad que la sanguínea, a la que se le sumó el carácter amical, con aquellos que se convirtieron en mis compañeros de Promoción, y desde ese entonces hasta el día de hoy, en mis Hermanos de Promoción; una fraternidad sostenida por el tiempo, compuesta por jóvenes al igual que yo, con los bríos y la osadía que la edad nos permitía y ávidos por adquirir todos los conocimientos necesarios, para convertirnos al final del proceso de Formación, como los paladines de la justicia que habíamos soñado ser, y que por encargo a nombre de la Nación, el propio Señor Presidente de la República nos confería el grado jerárquico, además de la representación de la Autoridad, a la que toda la sociedad le debería respeto y obediencia. Por la presencia, prestancia, ejemplo y la participación de todos mis Instructores, por su notable esfuerzo y dedicación, volcando e inculcando los conceptos básicos y doctrinarios, de los Deberes, Obligaciones y Funciones Institucionales, sus propias experiencias remarcadas y ratificadas con valía y su ejemplo personal. Nos convertimos en los verdaderos y únicos Profesionales de la Seguridad Pública Ciudadana, dentro del marco normativo de la Seguridad Nacional, el Orden Público y el Orden Interno.
Lo más destacado de todo y a diferencia de otras reconocidas y respetables profesiones, es que se nos inculcó aquella Mística Institucional hoy tan venida a menos; aquella que nos hizo desprendernos de egoísmos personales para volcarnos a proteger la vida y la propiedad de los demás a cambio hasta de perder nuestra propia vida. Nuestra única recompensa era la satisfacción del Deber cumplido.
Ejemplos y prueba de ello, están en los nombres de aquellos colegas y camaradas de la Guardia Civil, escritos no solamente en la Historia peruana, o en las páginas o espacios policiales de la Prensa, sino con la propia sangre derramada en acciones del Servicio cotidiano de nuestros Héroes y Mártires, y que se rememoran perennemente y a diario en los Cenotafios de nuestro Campo Santo «Santa Rosa de Lima», así como de la Escuela de Formación, dependiente de la Dirección Ejecutiva de Educación y Doctrina Policial, todo como un digno ejemplo a seguir.
Siempre estuve interesado en saber el origen del nombre de mi Institución, y pude establecer, que el concepto de protección y seguridad personal, se menciona ya en las Sagradas Escrituras, cuando leemos que se le pregunta a Caín sobre el paradero de su hermano Abel, y el primero responde: «¿Acaso yo soy el GUARDIÁN de mi hermano?. Por primera vez en un documento reconocido, se hace referencia al «guardián» como sinónimo de protector. Por otro lado, la palabra «Civil» significa ciudadano, organismo que no es militar o eclesiástico; sociable, urbano, atento. Por su parte, la palabra «Nacional», deviene de ¨nación¨, que es el conjunto de habitantes de un país regido por el mismo gobierno; territorio de ese mismo país.
Para que exista concordancia con el término al que finalmente pretendo definir, el vocablo ¨Guardia¨, muy posiblemente derivado de «guardián», que significa la acción de guardar o vigilar, es la tropa que vigila o defiende a una persona o un puesto; es el servicio efectuado por la tropa encargada de misiones de defensa o vigilancia; y, es el nombre que se les da a algunos Cuerpos armados, encargados específicamente de funciones de vigilancia o defensa, tales como: la «GUARDIA CIVIL».
Finalmente, la acepción tomada de la misma Real Academia de la Lengua Española, define a la «Policía Nacional», como el cuerpo policial dependiente del Gobierno Central, que realiza funciones de vigilancia y prevención del cumplimiento de las reglas impuestas al ciudadano, para que reine el orden, la tranquilidad y la seguridad dentro de la sociedad. Si esta prevención y vigilancia se ven rebasadas por el propio ciudadano, la Fuerza del Orden también está capacitada y autorizada para investigar y capturar a los omisos de la regla; asimismo, ésta Fuerza del Orden Público, realizará funciones de vigilancia, control y regulación del tránsito vehicular y peatonal en todo el país, debiendo igualmente investigar las causas que pudiesen ocasionar los accidentes viales, y que conociendo estas causas, puedan educar, disponiendo la mejor forma de poder prevenirlos. «Investigar para Prevenir» es un Lema de una Unidad policial especializada en la investigación de los accidentes de tránsito, de cuyos resultados se sacan conclusiones preventivas y educativas que se derivan a lo que se conoce como Educación y Seguridad Vial.
En este mismo concepto, se encuentra el «Guardián del Civil», que no viene a ser otra cosa, que la Guardia Civil, otrora Institución Policial, con su Ley Orgánica N° 18069, que juntamente con las otras dos Instituciones policiales, la Policía de Investigaciones con su Ley Orgánica N° 18071, la Guardia Republicana con su Ley Orgánica N° 18070 y la Sanidad de las Fuerzas Policiales con su Ley Orgánica N° 18072, todas de fecha 23 de Diciembre de 1969, fueron políticamente «reorganizadas» bajo una supuesta «re-unificación» o «re-organización» por una Resolución Suprema, y son estas tres Instituciones, las que en la actualidad conforman y forman la base y pilar de la Policía Nacional del Perú.
Lo que si cabe señalar, es que lamentablemente hasta la fecha, ésta novel Institución Policial, se encuentra indefensa legalmente, en razón que no cuenta con una LEY ORGÁNICA ni Reglamentos acordes a ésta Ley, motivo por el cual, al haber sido creada con prepotencia con solo una simple Ley, el gobierno de turno, en el año 2014 DEROGÓ con un simple Decreto Supremo las Leyes Orgánicas antes citadas, sin siquiera hacer mención que se trataban de ese rango, sino que sólo mencionó la numeración. Ese sólo hecho ratifica la sospecha sobre la intención política que se tuvo y continúa teniendo vigencia contra la Policía Nacional, de ser, si no desaparecida, al menos minimizada, modificada, reorganizada, manoseada, utilizada, vilipendiada, abusada, menospreciada, marginada y discriminada, y que con otra simple Ley que pueda dar o proponer el Poder Político, como las siempre anunciadas Bajas de Oficiales Generales según se arguye por existir un elevado número de ellos, se aprovecha la convenida clase política, para coaccionar a modo de un «chantaje político» permanente contra quienes la Dirigen o Comandan, sirviendo todo ello cual una «Espada de Damocles» de la cual todos se cuidan caiga sobre ellos.
En la Ley de creación de la Policía Nacional, se estableció, que el Gobierno político estaba a cargo de los Prefectos en los Departamentos, de los Intendentes en las Provincias y de los Gobernadores en los Distritos, y con el fin de mantener la Seguridad y el Orden Público, se encomendaba a las Municipalidades, tener a su cargo la «Policía de Orden» por medio de un servicio de Serenazgo, que sin ser Autoridad, debería servir de apoyo al servicio preventivo de la Policía Nacional. El protagonismo como afán político, la soberbia y vanidad de algunos que llegaron a ocupar en el pasado casi inmediato puestos expectantes en el Poder Ejecutivo, tales como Ministros, Vice-Ministros y Asesores del Sector Interior, les han hecho creer a éstos personajes, que por sólo ese simple hecho de haber tenido bajo su cargo político y administrativo a la Policía Nacional, eso los convertía en «expertos» en la denominada Seguridad Ciudadana, y trataron de municipalizar a la policía con sus mismos criterios erróneos del pasado, pero más que nada, demostrando y reafirmando la hipocresía de algunas personas que forman parte de la Clase Política y por ende del Poder Politico. Hoy ésto continúa cuando se nos quiere someter a otra «fuerza» paralela como son los «ronderos» como capricho personal del gobierno de turno, pero con la clara intención de afectar la moral de la Policía Nacional del Perú.
Como se ha hecho una mala costumbre legislativa, en cada ocasión de un nuevo gobierno de turno, se modifican las leyes de acuerdo a la conveniencia política, partidaria, ideológica y/o caprichosa de algunas personas con Poder Político y apetitos personales. Lo estamos viendo hoy en día, con la intención de crear una nueva Constitución a la medida del actual gobierno, para lo cual piden que se promueva una Asamblea Constituyente.
Hoy en día ya no existen las Prefecturas, ni las Intendencias, ni las Gobernaciones. Las llamadas Presidencias Regionales se cambiaron de nombre y hoy son Gobernadores Regionales, con lo que se mantiene la hegemonía y exclusividad de ser llamado Presidente, solo al de la República. Ello notoriamente, es un ¡NO! a la competencia.
Éste recuento de la Historia, nos debe hacer recapacitar y reflexionar a todos los que hoy formamos y conformamos la Policía Nacional del Perú, originarios desde cualquier trinchera Funcional, por cuanto como vemos, fuimos creados para desempeñar Funciones similares con Especialidades diferentes pero concretas, aunque nacidos todos de una misma palabra o vocablo: POLICÍA. Por ser todos Policías, nos reorganizaron; nos humillaron; nos discriminaron; nos ofendieron; nos utilizaron; nos manosearon políticamente. En una palabra, trataron de hacernos desaparecer porque les éramos incómodos al Poder Político. Y dicha afrenta continúa hasta la fecha.
Ahora re-unificados, pero lamentablemente desunidos, solo nos queda el recuperar y mantener esa UNIDAD, que por rencillas domésticas y celos profesionales, hicieron que nos entretuviésemos enfrentándonos unos contra otros, tratando de demostrar una supuesta superioridad Institucional, cuando las Funciones y Atribuciones que antes tenía cada una de ellas, las hacía autónomas en su especialidad acorde con su Función Específica.
La competencia debió haber sido internamente con el afán de una superación basada en la meritocracia personal y profesional en cada uno de sus elementos, pero no caer en el juego de pelear una supuesta supremacía y con ello justificar ante el Gobierno, el hecho de convertir a un representante de ellos, como el «Comandante General de la Policía» sólo por una vanidosa satisfacción personal y orgullo de la Institución a la que anteriormente pertenecía.
¿Qué se ganó con todo esa rivalidad? Absolutamente nada, ya que el ganador fue el Gobierno de turno que obtuvo lo que buscaba, resquebrajar la moral y el autoestima del ser humano como Persona que es el Policía, con lo que se debilita a la verdadera Fuerza del Orden, como Institución Policial y la convierte sin duda, prácticamente en una Policía al servicio del gobierno político de Turno y no, como una Policía al Servicio del Estado como debe de ser. Hoy vemos con lástima, los resultados de éste mal ejemplo a la luz de los hechos. Una inseguridad ciudadana que es alarmante para la población, ante los probados y denunciados casos de corrupción, así como la supuesta ineptitud, ineficacia e ineficiencia de su Policía que debería ser su celoso «guardián», acompañado del continuismo de los celos «profesionales» y «funcionales» en su interior, tal como la propuesta presentada en el Congreso Nacional por un Congresista Oficial General en retiro de la PNP, menospreciando la Prevención y destacando la Investigación, propuesta que fué apoyada por un Policía traidor que llegó a ser Ministro del Interior.
Y los Gobiernos siguen sacando provecho del: «Divide y Vencerás» como lo experimentamos en la actualidad.
Hoy estamos tan igual como al principio. Siguen las peleas intestinas para obtener la Comandancia General como meta a una satisfacción personal, sin tomar en cuenta el futuro ni el progreso Institucional. Un claro y verdadero «topo».
Más de lo mismo, con lo cual vemos, que con ello se trata de romper la pretendida Unidad para hacernos fuertes como Policías. Dejemos de lado a estos falsos líderes policiales, si es que pretendemos despegar unidos como una nueva y mejor Policía Peruana. Testigos somos todos, Policías y no Policías, de los desaciertos, ineptitud e ineficacia de los anteriores Ministros del Interior en su pretendida lucha contra la inseguridad ciudadana, pero que nos hace sospechar a muchos «tirios y troyanos», que tal ineficacia es a propósito para poder descalificar profesionalmente a la PNP ante la ciudadanía en general y al Poder Legislativo en particular, para que se acepte una pretendida «refundación», como un intento más de los enemigos del Orden Constitucional para ¿desaparecerla, municipalizarla o «ronderizarla»?
Pues entonces, si de luchar se trata, luchemos por esa igualdad y por nuestros Derechos conculcados, de manera que verdaderamente la «Unión sea la Fuerza» que demuestre a toda la Nación, a la Sociedad que la conforma y al mundo entero, que aquellos que hoy integran la Gloriosa Policía Nacional, tuvieron en sus orígenes policiales, como Lema: siempre el HONOR.
Sir William Shakespeare dijo: «Todos aman la vida, pero el hombre valiente y honrado, aprecia más el Honor».
En la Guardia Civil fue el «Honor como Divisa»; la Policía de Investigaciones, tuvo el «Honor y Lealtad»; y, en la Guardia Republicana, fue el «Honor, Lealtad y Disciplina». Un dispositivo legal puede habernos unificado; puede habernos cambiado de nombre; pero lo que no puede, es borrar la Historia, la Herencia de nuestros Héroes y Mártires, las Tradiciones, los recuerdos, ni las fechas de nacimiento. El 07 y el 30 de Agosto, así como el 15 de Setiembre, no son las mismas fechas históricas y tradicionales de Aniversario, que el 06 de Diciembre.
Éste próximo 30 de Agosto, histórica y tradicionalmente instituido día para reconocer, recordar y rememorar a la siempre Gloriosa e Inmortal Benemérita Guardia Civil del Perú, hagamos votos para que mantengamos vivo por siempre su nombre en nuestras memorias, así como para que ésta prácticamente nueva Institución Policial, como lo es la Policía Nacional, aprenda de las buenas experiencias de los que con Sacrificio, Honor, Lealtad y Disciplina, formamos parte de su basamento corporativo.
Me incluyo y a la vez les invoco fraternalmente ante la ingrata experiencia del pasado: que aprendamos a ser fuertes y unidos: que aprendamos y sepamos defenderla de los caprichos que suelen tener en muchas ocasiones, algunos personajes vanidosos del Poder Político y en otras, algunos pocos de las Fuerzas Armadas y de la misma Policía.
¡¡¡ FELIZ 30 DE AGOSTO !!!
¡¡¡ FELIZ DÍA DE LA GUARDIA CIVIL DEL PERÚ !!!
¡¡¡ VIVA LA POLICÍA NACIONAL DEL PERÚ !!!
Jose Valdivia Sotomayor
DNI 10312625
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